viernes, 16 de noviembre de 2007

de la santidad

esta fue una respuesta en catholic.net...

La santidad consiste en hacer la voluntad de Dios, buscar Su voluntad para tu vida y unirte plenamente a Él... No son solamente buenas obras (eso sería "ser buena persona"), la santidad pasa por las buenas obras pero a través de Dios y de darle el primordial lugar que le corresponde.



A veces el camino también pasa por seguir adelante "a pesar de nosotros mismos", de seguir con el llamado que te ha hecho a pesar de notar que no lo haces a la perfección, precisamente porque tu propósito no es el de agradar a los hombres o a tí mismo sino a Él, y no el buscar que digan "¡qué santo este tipo!"

En resumen pues, yo creo que la OBEDIENCIA a Su voluntad es lo primero, ciertamente la santidad se vincula a la perfección cristiana, pero creo que El Señor la concede poco a poco, porque a veces las mismas virtudes pueden hacernos envanecernos o llenarnos de soberbia. Es un gran misterio, pero a veces nuestra propia debilidad nos sirve para santificarnos, pues para reconocer que Dios es el que Es, y para no perder la perspectiva de la Humildad.

A medida que el Cristiano crece en perfección, y se van bajando los volúmenes y el ruido del pecado mortal, te vas dando cuenta de nuevos defectos, pues tu vista se hace más alerta, y tu espíritu más sencible... es por eso que nadie que realmente sea santo "se sentirá" santo, ni juzgará a otros... Por eso aun los más santos se seguían reconociendo pecadores: San Francisco de Asís es un ejemplo.

La santidad es un ideal, que llegará en la medida que nos acercamos al Padre, no debe convertirse en un enfoque negativo del cuidado amargo de nuestros defectos, sino debe ser un camino que debemos de seguir sin deternernos haciendo la VOLUNTAD DE DIOS según nuestro llamado y a pesar de nostros mismos.

2 comentarios:

Aristóteles dijo...

¡Feliz año litúrgico nuevo!

¿Sabes porque somos felices tu y yo?

¡Porque conocemos a Dios!

Hoy soy feliz,... Es día del Señor; estoy seguro que mañana también seré feliz, en eso consiste la virtud de la esperanza.

Encontrarme con tu blog ha sido un "plus" en este domingo.

Que Dios nos bendiga.

Roberto dijo...

Me has hecho recordar con esta entrada que el santo no es un ser humano extraordinario, como muchas veces se piensa; es un ser humano como los demás, que vive una vida común y corriente, con sus dificultades y problemas, que resuelve a la luz del Evangelio, con la fuerza que le da. Por eso la santidad no consiste hacer cosas extraordinarias, sino hacer bien las ordinarias. La vida misma debe ser iluminada por la santidad; todos los días, en mi trabajo, en mis estudios, en mi familia…