viernes, 16 de julio de 2010

helados...


cuando era niño...
cada vez q pasaba el carrito de helados: quería un helado.

hace poco compré un eskimo de chocolate, lo hice porque los están dando a mitad de precio.

y bueno...
el ser humano cuando llega a adulto, simplemente cambia las cosas que quiere, pero las sigue queriendo con la misma ansiedad e ingenuidad.

si a todos Dios nos diera:
- los autos que queremos: no cabrían en las autopistas.
- el dinero que queremos: la inflación sería tal, que colapsaría la economía mundial. (aparte nunca quedaríamos satisfechos, siempre querríamos más).

yo tenía tres amigos: uno ganaba $500, el otro $1000, y el otro $5000... adivinen qué? todos decían que no le daba con eso, que sus necesidades superaban esa cifra. Uno era agente de ventas, el otro gerente financiero y el otro gerente de zona de una compañía.

por eso a mi no me cabe duda, hay algo en el corazón del hombre que tiende a su propia destrucción: es lo que nosotros llamamos, el pecado ó naturaleza caída. Aunque todo lo hecho por Dios es bueno, el pecado ha entrado en el mundo y nos ha vuelto locos.