martes, 19 de abril de 2011

Soñé que ya era viejo y moriría

Mi muerte era inminente. Sabida con tiempo y estaba simplemente en cama. No tenia muchas fuerzas, podía ver pero no podía hablar. Estaba acostado de lado, sobre mi lado izquierdo, y desde esa posición miraba mi brazo derecho, sin el mucho bello que hoy tiene, y más delgado de lo que hoy es.

Una de las cosas que más recuerdo es que decía: Dios mío dame un poco más de tiempo. Y también que estaba preocupado porque no quería dejar a mis hijos a pesar de que ya eran grandes (hijos que ni siquiera hoy existen). De repente entró cierta confusión en mí, pues miraba que en apariencia era viejo, pero no podía recordar qué edad tenía, entonces intenté traer mi mano izquierda hacia mis ojos para ver la fecha y ello fue imposible, no tenia ya fuerzas para hacerlo.

Entonces hice un sobre esfuerzo y logré hablar, grité y pregunté: ¿Qué edad tengo? entonces se acercó mi hermana (que en el sueño a pesar de ser mayor estaba más viva que yo y con mejor salud), me puso la mano en el pecho y me dijo: tenés 26 años... ¿Cómo? respondí. Si yo ya había cumplido 28 años! (obviamente era la única edad que podía recordar porque las otras no existían) ¿Cómo puedo ahora tener 26 si eso pasó antes?

Ella me respondió que tenia una enfermedad cuyo nombre no recuerdo, y que había perdido muchas neuronas y eso explicaba que mi edad había retrocedido y que no podía recordar muchas cosas.

La incoherente explicación me hizo cobrar conciencia de que todo era un sueño y por ende desperté.

Soñar cualquier cosa a menos que sea una pesadilla muy fuerte, normalmente me produce placer, y este era el caso. Era muy de madrugada y a pesar de ello me quedé meditando un poco en el sueño.

Pienso que de no haber despertado y seguir ahi, habría continuado haciendo preguntas como: ¿Qué hice en mi vida?, ¿Perseveré en Dios o me aparté de Él?, de hecho antes de despertar, mi otra pregunta iba a ser ¿Y quienes son mis hijos, no los recuerdo, quiero verlos...

El sueño no fue aterrador para nada, yo aceptaba aquella realidad con resignación pero me extrañaba no poder recordar todo lo que había pasado con "mi vida", que seguramente era la página en blanco que hoy, ya despierto y ya en la realidad, sigue siendo.