lunes, 31 de diciembre de 2007

de los Salmos de David


y decia David:

A ti te suplico, Yahve!
Por la manana escuchas mi voz
por la manana me preparo para ti
y quedo a la espera.


yo encuentro de repente dos tipos de salmos, o talves tres: unos de alegria y alabanza, otros de tristeza y peligro, y un tercero de arrepentimiento y penitencia.

en los dos ultimos, encuentro algo interesante, y es que David, al sentirse en peligro o en pecado, acudia de inmediato al Senor, a fin de pedir su ayuda, proteccion, o a veces su perdon... y el salmo transcurre y mas adelante, siempre encuentras estas frases:

Que Yahve ha escuchado mi llanto;
Yahve ha escuchado mi suplica,
Yahve acepta mi oracion.
Quede corridos, confusos mis enemigos,
retrocedan de inmediato, cubiertos de verguenza!

veamos por ejemplo algunos, el salmo 7:

inicio:
Yahve, Dios mio, a ti me acojo,
salvame de mis perseguidores, librame;

final:
Doy gracias a Yahve por su justicia,
tanere para el nombre del Altisimo.

el salmo 13:
inicio:
Hasta cuando Yahve? Me olvidaras para siempre?

final:
A Yahve cantare por el bien que me ha hecho, tanere en honor de Yahve, el Altisimo!

es evidente que David se quedaba a la espera, y confiaba, diria yo que no es que confiara tanto en que Dios hiciera exactamente lo que el pedia, sino que confiaba en que Dios era confiable (valga la redundancia), simplemente sabia en quien ponia su confianza.... y por alguna razon que desconozco Dios se agrada mucho cuando alguien se confia en El:

Estos, llegando donde Jesús, le suplicaban insistentemente diciendo: «Merece que se lo concedas,5 porque ama a nuestro pueblo, y él mismo nos ha edificado la sinagoga.»6 Iba Jesús con ellos y, estando ya no lejos de la casa, envió el centurión a unos amigos a decirle:

«Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo,7 por eso ni siquiera me consideré digno de salir a tu encuentro. Mándalo de palabra, y quede sano mi criado.8 Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: "Vete", y va; y a otro: "Ven", y viene; y a mi siervo: "Haz esto", y lo hace.»

9 Al oír esto Jesús, quedó admirado de él, y volviéndose dijo a la muchedumbre que le seguía: «Os digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande.»


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