Yo estaba ahí, otra vez, la dicha y la bienaventuranza y todo lo que pueda ser bueno...
- Adonde vas, dijo, es mejor que te quedes.
- No es que quiera irme, contesté, muy por el contrario.
Pero, con menos ganas que rapidez, me levanté y me marché...
Llego a casa de mi compañero, no estaba él, ni tampoco llegaron los otros dos...
Lo único que me sorprende, es con la frecuencia que esto me pasa...
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